La madurez en la relación

Tú y yo vivimos en una relación que valoro y quiero conservar.

Sin embargo, cada uno de nosotros es una persona diferente, con sus propias necesidades y el derecho de satisfacerlas.

Cuando tú tengas dificultades para resolver tus problas, trataté de escucharte y ayudarte, para que encuentres tus propias decisiones, en lugar de depender de las mías. De la misma manera, trataré de respetar tu derecho de escoger tus propias ideas y desarrollar tus propios valores, aunque sean diferentes de los míos.

Cuando tu actividad interfiera con lo que debo hacer para la satisfacción de mis necesidades te comunicaré abierta y honestamente cómo me afecta tu conducta, confiando en que tú me comprenderás y ayudarás en lo que puedas. De la misma manera, cuando algunos de mis actos te sean inaceptables, espero que me comuniques con sinceridad tus sentimientos. Te escucharé y trataré de cambiar.

En las ocasiones en que descubramos que ninguno de los dos puede cambiar su conducta para satisfacer las necesidades del otro, reconozcamos que tenemos un conflicto que requiere solución. Comprometámonos, entonces, a resolver cada uno de estos conflictos, sin recurir al uso del poder y de la autoridad, para tratar de vencer a expensas de la derrota del otro. Yo respeto tus necesidades, pero también quiero que tu respetes las mías. Esforcémonos siempre para encontrar una solución que sea aceptable para ambos. Tus necesidades serán satisfechas y también las mías.

Ambos venceremos y nunguno será derrotado.

De esta forma, tú podrás continuar tu desarrollo como persona mediante la satisfacción de tus necesidades y yo también podré hacerlo; nuestra relación podrá ser lo suficientemente positiva para que, en ella cada uno de nosotros pueda esforzarse para llegar a ser lo que es capaz de ser.

Y podremos continuar relacionándonos el uno y el otro con respeto, amor y paz mutuos.

Thomás Gordon

0 comentarios:

Publicar un comentario